La traducción en Chile, Parte III (1ra Conferencia de Proz en Chile)
Por primera vez en la historia de la traducción en Chile, una entidad del mundo profesional internacional ofrecía un evento de esta naturaleza, mis expectativas eran altas respecto de los aportes que recibiría la comunidad traductora nacional.
Sin embargo, con excepción de la muy interesante exposición del traductor, revisor e intérprete consecutivo de inglés a español Xosé Castro Roig, y la entretenida ponencia del Dr. Manuel Ramiro Valderrama, durante la mañana, el resto de las actividades e instancias ratificaron, una vez más el estatus amateur que tiene nuestra comunidad.
A ratos, me parecía estar en una reunión o acontecimiento social de lo que he llegado a llamar la “farandulilla traductoril”. Los conocidos de siempre y una que otra cara nueva, todos con un interés casi imperceptible en lo que al desarrollo de nuestra profesión se refiere.
La primera mesa redonda dedicó largos pasajes a mostrarnos la cantidad de asociados que tiene el colegio de traductores de Santiago, los pares idiomáticos en que trabajan estas personas, etc.; los extraños motivos por los cuales una agencia pequeña descarta currículos y traductores (Ej. tener una cuenta de correo electrónico de Hotmail es razón suficiente para no ser siquiera considerado) y otros datos irrelevantes, por decir lo menos, respecto del desarrollo profesional. Quizás, las intervenciones rescatables fueron las de una agencia cuyo fuerte es la interpretación, ya que su representante describió con precisión la labor diaria de un intérprete, vaciló, sin embargo, cuando se le consultó sobre los medios a través de los cuales su empresa protege la salud de sus trabajadores (conocido es el alto nivel de estrés al que se ven enfrentados los intérpretes en su trabajo diario), y finalmente, la exposición del representante de Lionbridge en Chile, quien dejó al desnudo el limitado perfil profesional del, me atrevería a decir, 80% de los traductores titulados de nuestro país.
Una vez más, me sentí como "la voz que clama en el desierto" si me permiten usar la analogía bíblica, ya que al poner un tema de debate en la mesa (responsabilidad de las universidades y de las asociaciones gremiales y colegios profesionales en el desarrollo profesional de los traductores), quizás el único de la jornada, nadie se hizo partícipe y la única respuesta que obtuve fue “ desde el punto de vista docente… los alumnos no saben nada, no tienen idea de la importancia del factor tecnológico en esta profesión, no se puede hacer nada contra eso…”.
La segunda mesa redonda, si la podemos llamar así, fue lisa y llanamente una tanda publicitaria iniciada por la institución dueña de casa mediante una tediosa descripción de lo que podría ser un Magister en Traducción, aun en proceso de aprobación interna. Me pregunto, ¿tal es la calidad del currículo de pregrado que se pretende profundizar con este posgrado?
El resto de los integrantes del panel se dedicó a tratar de interesar o captar a posibles alumnos con “ganchos” tan poco actualizados como ofrecer una enseñanza de traducción con Microsoft Word e Internet (!!)…
Tragicómico.
¿Cuando llegará el día en que ser traductor profesional en Chile no dé lo mismo que ser vendedor de perfumes, cremas, etc. (con todo el respeto que me merecen dichas actividades)?
¿Cuándo se generará la instancia de dar al traductor nacional el sitial que se merece en este mundo globalizado?
¿Cómo podemos abordar esta situación de un modo homogéneo como comunidad?
¿Cuándo vamos a dejar de mirarnos el ombligo y levantaremos la cabeza?
¿Quién o quiénes son los encargados de asumir esta responsabilidad?
¿Existe un interés real?
¿Voluntarios? Acá hay uno.