sábado, noviembre 18, 2006

La traducción en Chile (Parte I)


Hace algunos días, gracias a la invitación de un grupo de alumnos de la carrera de Traducción e Interpretación de la Universidad de Playa Ancha, tuve la oportunidad de dar a conocer, grosso modo, en qué está la industria global de la traducción en la actualidad a profesores y alumnos de al menos seis instituciones de educación superior del país.

Las preguntas y apreciaciones de la audiencia a la V Jornada de Traducción e Interpretación Inglés Español de la Universidad de Playa Ancha, alrededor de 300 personas, confirmaron lo que, como ex alumno y estudiante, experimenté hace ya casi 10 años.
Lamentablemente, la situación no ha mejorado.

La traducción como carrera profesional en la mayoría de las instituciones de educación superior, sean universidades estatales, privadas o institutos profesionales, se mantiene todavía muy al interior de las salas de clases y no existe relación alguna con la industria. Esto muchas veces se debe al simple desconocimiento de los responsables de la elaboración de mallas curriculares (la mayoría de los académicos, aunque traductores, no ejerce como traductor sino de manera esporádica y alejados de las nuevas tecnologías y tendencias) y muchas otras por la voluntad incomprensible – al menos desde mi punto de vista– de mantener la enseñanza de la traducción en una nebulosa romántica del traductor que traduce como pasatiempo, rodeado de diccionarios y acompañado de su incondicional máquina de escribir a orillas de una playa. Nada más lejano a la realidad.

Personalmente, creo firmemente en la teoría como una de las herramientas fundamentales para el desarrollo profesional exitoso de un traductor.

El manejo, y aun más, el dominio de la lengua materna es un aspecto que en nuestro oficio se da por sentado, ya que es la base de nuestra actividad. Son otros los desafíos que debe enfrentar el traductor de hoy.

Estos desafíos se relacionan directamente con la tecnología de un mundo cada día más globalizado y virtual.

La incorporación de asignaturas que comprendan uso y manejo de herramientas computacionales básicas para el trabajo cotidiano de un traductor (software CAT, clientes de FTP, de correo electrónico, aplicaciones de manejo de archivos, herramientas básicas de DTP, etc.) es una obligación, un deber que tiene cada institución por entregar a sus alumnos una educación de excelencia. Mientras que el derecho y el deber de los alumnos es exigirla.

Esto permitirá al recién egresado de traducción tener la posibilidad de competir con traductores de países como Argentina, México, Puerto Rico, etc., donde el desarrollo de la profesión nos lleva bastante más que la delantera.