jueves, septiembre 07, 2006

Oportunidades

Resulta un poco triste ver que muchos traductores se titulan para terminar haciendo clases de inglés (quizás en el mejor de los casos) o involucrándose en quehaceres no relacionados con los idiomas. Y está bien, es cierto: nos desanima no encontrar un lugar donde ejercer a cambio de un ingreso estable. Es probable que la mayoría nos graduemos con el paradigma equivocado: quizás el traductor es por defecto un profesional freelance, y un freelance tiene que ir hacia las oportunidades, no esperar a que éstas aparezcan. En nuestro caso, creo que esas oportunidades están más allá de nuestras fronteras, específicamente en los países que producen bienes manufacturados y cuyas empresas buscan penetrar en nuevos mercados.

¿Cómo llegar a esas oportunidades? Esa ya es otra historia. Nadie dijo que es un asunto sencillo y libre de esfuerzo. Es todo lo contrario: hay que sortear muchos obstáculos y estar dispuesto a hacer sacrificios (¡como en todos los ámbitos de la vida nomás!), pero bien vale la pena.

6 comentarios:

el mismo dijo...

Concuerdo totalmente, estimado. Al igual que tú, como traductor tuve que darme cuenta de que nuestro mercado local es casi inexistente. Felizmente, creo que el mercado internacional se nos abre con un abanico de posibilidades y está de nuestra parte convencernos de que mantener una estrategia de búsqueda de trabajo convencional (léase enviar currículums y leer la sección de empleos en el diario) está lejos de depararnos buenos resultados y más bien nos deja a merced de proveedores locales avariciosos y explotadores. Qué mal que durante nuestra formación se nos ocultara tan negligentemente la realidad de nuestro mercado. No digo que la búsqueda de clientes esté exenta de peligros, pero es mucho más gratificante para los espíritus libres el ser un "lanza libre" que ser súbdito de algún Arturo chalado a quien se le perdió su Grial. Cómo se echa de menos en la formación previa un vistazo a la situación del mercado. Eso no existe en las escuelas de traducción, a mi entender. Muchas escuelas de traductores debieran sincerarse y otorgar el título de "chancho en misa" o dedicarse derechamente a formar profesores, guías de turistas, recepcionistas y secretarias bilingües (sin desmerecer estas nobles profesiones).

Anónimo dijo...

Hola:

Bueno... honestamente creo que tienes razón en algunos de tus puntos, pero como sabemos, hay que tener mucho cuidado en generalizar. No todas las instituciones que forman traductores son tan atroces.

¿En manos de quién está hoy la formación de traductores profesionales? ¿Cuántos docentes realmente ejercen como traductores? Ése, creo yo, es el punto. No voy a decir dónde hago clases porque sonará a publicidad barata, pero por lo menos en nuestra Uni sí les ensañamos la realidad del mercado a los alumnos. Siendo fiel a lo que señalé antes, no generalizó, pues no todos los profesores lo hacen (no todos ejercen como traductores), pero en su conjunto, el programa de formación sí explica honestamente a los alumnos las realidades del mercado.

Para hacer esto, debemos esforzanos en ser sinceros y generosos, junto con capacitar a los alumnos en el uso adecuado de las tecnologías de información y comunicación (las famosas TIC) ORIENTADAS hacia el ejercicio de la traducción (lo cual no es limitarse a "enseñar Word" y "mandar correos"). Y es ahí donde hay un gran bache... pero no diré más, porque estoy justamente trabajando en este punto en mi tesis, así que espero poder referirme a esto más adelante.

Ah: otra cosa que nos falta a los formadores de traductores profesionales es también ser honestos y contarles a nuestros alumnos nuestros errores y sus consecuencias. Eso cuesta, pero ayuda mucho.

Gracias por el espacio, era necesario.

Anónimo dijo...

Lamentablemente, las universidades e institutos no pueden enseñarnos todo lo que implica ser un traductor, pero concuerdo en que hace falta un enfoque más realista y práctico. Creo que una de las falencias es que no abordan adecuadamente el aspecto "técnico" de la traducción. Además de la formación teórica, que es la base de cualquier profesional, definitivamente debe existir una apertura hacia las necesidades del mercado actual. Aplaudo a aquellos que se esfuerzan por ir más allá y enseñar las nuevas tecnologías y formas de trabajo.
Hace poco tuve la oportunidad de acercarme al ámbito académico y me sorprendió que un docente se opusiera a enseñar Trados. Según mi experiencia, Trados y otros programas similares no sirven para cualquier tipo de traducción, pero son herramientas que todo profesional debe conocer y manejar en estos tiempos. Un alumno recién egresado, sin experiencia, tiene pocas posibilidades de trabajo real en el campo que no sea en agencias de traducción, las cuales generalmente exigen el uso de diversas herramientas para agilizar el trabajo y así maximizar las ganancias.
Debido a esta comercialización de la traducción, los profesionales ganan menos, pero si se ajustan al sistema pueden tener trabajo constante. Evidentemente esto conlleva que la calidad no sea óptima, pero seamos sinceros... ¡tenemos que comer!
Cobrar $35 pesos por palabra, traducir un par de páginas al día y tener suficiente trabajo para vivir tranquilo es una utopía en esta época.

Anónimo dijo...

Sí... cierto. Una utopia y una lata que a veces haya ese enfoque en la pedagogía de la traducción. Como cuando te dicen "De aquí usted se va a trabajar a la ONU o la Cepal"... O sea... claro que pasa, pero no es muy común que digamos.

En todo caso, por lo que he aprendido, en casi todas las profesiones hay una gran distancia entre la academia y la vida real. Esto se da sobre todo en nuestra región. Porque cuando tienes, digamos, un doctorado... ¿ejerces o investigas? Pero ahí nos salimos del tema que nos importa.

Sobre los profes que se niegan a enseñar estas herramientas, sin comentarios. En lo personal, creo que es miedo a lo desconocido, pero sobre todo falta de curiosidad intelectual. Porque a mí puede no gustarme algo, pero no por eso voy a negárselo de plano a los alumnos. Al menos que ellos decidan.

En fin... una pena.

New-B dijo...

Creo que es necesario incorporar mejoras en la educación de los futuros traductores y también en la pequeña industria de la traducción en Chile. Estamos a años luz de nuestros vecinos argentinos, y los argentinos están a unos meses luz del resto del mundo.

Las diferencias de costos entre lo que proveemos en la región (Latinoamérica) con respecto a lo que ofrecen los proveedores de regiones desarrolladas como Estados Unidos o Europa, son abismantes y eso nos da una ventaja competitiva que NO ESTAMOS APROVECHANDO. Y para aprovecharla es necesario contar con profesionales preparados, no solamente en lo que a traducción se refiere, sino que también en las áreas relacionadas, como Project Management e Ingeniería de archivos.

Anónimo dijo...

Traduccion de chilenismos (tenemos el texto en español ) para nuevo libro requiere editorial.
editorialpubligrafica@gmail.com